Por M.H.
(translated)
La
semana pasada mi hijo de 11 años, que tiene PW, me hizo una pregunta.
En su forma habitual, la pregunta llegó por un sinuoso e
innecesariamente largo camino (para qué usar una sola frase cuando puede
usar cinco?). En cualquier caso, su idea estaba clara. Quería saber si
un hombre que se sometiera a una cirugía de reasignación de sexo para la
transición a mujer, seguiría teniendo PW al terminar el proceso.
Rápidamente
le informé (¿le tranquilicé? ¿le decepcioné?) que sí, que el SPW
resistiría el proceso y se mantendría presente. Le pregunté por qué me
estaba preguntando eso, y me dijo que sólo se lo estaba preguntando. Y
la conversación siguió adelante.
Mi
primer instinto (cuando él ya no podía oírme, naturalmente) fue reir.
¿Ha sido uno de los típicos supuestos de pre-adolescente de que los
padres de uno son tontos? ¿Tuvo un momento Eureka en medio de la noche y
asumió que a mamá y papá, de alguna manera, se les había pasado esta
forma tan "obvia" de quitar el SPW de su vida? ¿Estuvo reflexionando y
llegó a la conclusión de que la transición a mujer sería un precio que
valía la pena pagar? Naturalmente, cometió el error obvio de pensar que
semejante procedimiento es una elección fácil, en vez del necesario y
complejo proceso requerido para corregir los problemas que ocurren
cuando a alguien se le asigna al nacer un sexo que no se corresponde con
el que se siente identificado.
¿O
debo interpretar la pregunta como conmovedora, como el agarrarse a un
clavo ardiendo de un niño que está llegando al entendimiento de que no
le gusta tener PW y le está dando vueltas a la cabeza con la esperanza
de encontrar una manera de deshacerse de él?
¿O es una llegada a la conclusión de cuán fundamental de su propio ser es tener SPW, incluso más fundamental que su sexo?
¿O
mejor verlo como una ilustración de qué poco él (y la mayoría de
nosotros) entendemos de genética? En su cabeza conectó razonablemente el
SPW (algo que tiene que ver con la genética) con el sexo (algo que
tiene que ver con la genética).
Uno
de los rasgos frecuentemente reportados sobre el SPW son las preguntas
repetitivas o excesivas. Yo también lo tengo. A veces siento que ya sé
qué me va a preguntar mi hijo incluso antes de que abra la boca. Hay
días en los que me siento como una actriz en una obra de teatro escolar
mala, obligada a escuchar una serie de frases una y otra vez para
responder con otra repetitiva serie.
Mi
hijo me preguntó esto sólo una vez. Considerando su edad y su
comprensión limitada sobre genética, PW y disforia de género creo que es
una pregunta bastante buena. Y me alegro de que de vez en cuando se
salte el guion.
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